domingo, 8 de junio de 2008

"Nunca manejé el dinero del colegio"

"Quiero dejar bien en alto mi honorabilidad", este es el mensaje que Cristina Zanotto quiere dejar bien en claro tras la aceptación del pedido de renuncia luego de ser acusada de 'adulteración de documentos públicos' con la finalidad de que pudieran cobrar algunos docentes a quienes se les adeudaba desde el mes de febrero.La mujer a quien le faltaba solamente siete meses para poder jubilarse, aseguró que "no hubo nada doloso. Nunca manejé dinero del colegio porque mi función de preceptora o secretaria (según el turno) era pedagógica y no administrativa, para ello está el sector correspondiente".El conflicto se hizo público luego que los alumnos y varios profesores del establecimiento participaran de algunas de las medidas de protesta pidiendo la reincorporación de Zanotto quien ingresó a trabajar allí el 3 de marzo del 70 y que tras 38 años en el San Felipe la obligaron a presentar la renuncia."Me tomó de sorpresa", confesó quien fuera secretaria. Todo ocurrió el 16 de mayo, luego de saludar al turno "me citaron en un aula y me indujeron a que renunciara, porque sino iba a ser peor, porque no solamente iba a tener una causa penal, si no que el colegio podía perder la subvención, con lo cual complicaría al resto de la comunidad estudiantil del establecimiento" recordó Zanotto en una charla telefónica que en el mediodía de ayer mantuvo con EL SOL.A media mañana ya tenía la renuncia redactada, gracias al dictado de una de las representantes legal que ha tenido la escuela desde que se inició este conflicto "la verdad que estaba tan nerviosa que no sabía qué tenía que poner", explicó, recordando además que colocó su rúbrica porque la convencieron de que el Obispo iba a recibirla para escuchar sus palabras y estudiar la situación". A la semana siguiente un llamado le decía que monseñor Stöckler había aceptado la renuncia, -encima en los dos cargos- y que luego estudiaría la situación, "me parece que hicieron las cosas al revés". Como es de imaginar el ánimo de Cristina no es el mejor, y así lo hizo saber a través de la comunicación con EL SOL, en donde expresó que "en estos 38 años de trabajo en el colegio católico aprendí a escuchar y a perdonar, pero ahora me estoy dando cuenta de que parece no es tan así".Sin lugar a dudas una de la mayores preocupaciones de Zanotto en este conflicto es aclarar que su función era la de 'movimiento de personal', incluso, durante todos estos años, realizando numerosos viajes a La Plata, con trámites de documentación y demás, pero que nunca manejó el dinero del colegio y que simplemente "lo que hice fue para que la gente pueda cobrar", finalizó.

http://www.elsolquilmes.com.ar/noticias.php?n_id=6079&edicion=186

domingo, 1 de junio de 2008

Carta a Monseñor Luis Stökler

Quilmes, Junio 01 de 2008

Monseñor Luis Stökler:

De nuestra mayor estima:


Los padres del Colegio y del Instituto San Felipe Benizi, nos dirigimos a Ud. a fin de hacerle saber nuestros sentimientos de tristeza y dolor ante la situación de injusticia contra la Sra. Cristina Zanotto, persona a la que muchos de los abajo firmantes conocemos hace más de treinta años, conocemos del amor, dedicación y vocación, de total entrega en el ejercicio de la docencia y como preceptora, que va mas allá de la transmisión de conocimiento, su entrega y dedicación a la formación espiritual y moral de los niños y jóvenes.

Hoy nuestros hijos nos cuestionan porque, no solo ven la situación de injusticia, ya que según la ley de los hombres todos son inocentes hasta que se demuestre su culpabilidad, y todos tienen derecho a ser defendidos y escuchados, sino ante la falta de misericordia y amor, principio de la ley divina.

Desde que nuestros hijos tenían uso de razón les inculcamos los valores del Evangelio, el mandamiento de Jesús que resume a todos los otros, en el gran mandamiento del AMOR; que tenemos que ser misericordiosos con los demás y en especial con el que se equivoca, que siempre le tenemos que tender la mano para ayudarlo a salir de cualquier situación, que el Padre Nuestro no es una oración que simplemente recitamos sino que cuestiona nuestra vida, y que nunca debemos olvidar que le pedimos a Dios que nos PERDONE como nosotros perdonamos a los demás, que Cristo vino por nosotros los pecadores y por nosotros pagó el rescate entregando su vida en la Cruz, que nos dejó el Sacramento de la Reconciliación por el cual todo aquel que se arrepiente es perdonado, o como ponemos en práctica la “justificación!” de la que nos hablaba San Pablo en la lectura del domingo pasado, y que fue también tema de su homilía ese mismo domingo, y podríamos seguir infinitamente basándonos en el Evangelio, pero Ud, no necesita que se lo recordemos.

Hoy los niños y jóvenes de nuestro querido Colegio sienten que les mentiumos en todo, que lo que les fuimos inculcando es solo palabras que no se ponen en práctica, porque la realidad les dice que cuando uno se equivoca (aunque sea solo una vez y ese error no sea en beneficio propio sino para beneficiar a otros que padecían otra situación de injusticia –ya que todo trabajador tiene derecho a percibir su salario-), no se los escucha, se los castiga, se le cierran todas las puertas, no existe la misericordia, el perdón es solo para algunos, cuando escribíamos esta carta, venía a nuestra memoria la grandeza de Juan Pablo II, que cuando recuperó su salud, visitó a quién intentó matarlo y lo PERDONÓ.

El motivo de esta carta no es influenciar su decisión, porque tenemos plena confianza en Ud. ya que Ud. es nuestro Pastor, sucesor de los Apóstoles, misionero que dedicó y dedica su vida a servir a Cristo y guiarnos a nosotros, su pueblo, por el camino del Evangelio, solo queríamos hacerle saber los sentimientos de dolor y tristeza que tenemos, y también de temor, porque muchas veces nos preguntamos qué pasa con los jóvenes que egresan de Colegios confesionales, que la mayoría no persevera en el camino de la fe. Será que en ese camino ven situaciones de injusticia como esta, que les hacen dudar de la verdad del Evangelio que les trasmitimos,. Será que, a veces, los testimonios no son claros y que decimos una cosa pero en la práctica hacemos otra.

Nuestros hijos, con la fuerza de la juventud, querían hacer manifestaciones, convocar a los medios para ser escuchados, pero los convencimos de que esperaran, que teníamos que tener confianza en nuestros Pastores porque ellos están revestidos de la misericordia de Cristo, por eso el Señor los eligió para que nos guíen.

Estamos todos convocados así, en oración, a la espera de su decisión, que estamos seguros será de justicia.